Por Pablo Arias 1 hora, 10 minutos
BUENOS AIRES, jun 30 (DyN).- Con público o sin público, el domingo próximo u otro día, Huracán y Vélez jugarán entre sí en el partido decisivo del Clausura. De allí saldrá el campeón, cualquiera sea quien gane, ya que un empate consagrará al equipo de Cappa.
Como el fantasma de la Gripe A sobrevuela el escenario, ambos clubes apuestan a que se juegue con público y argumentan que no hay hasta ahora una norma, como sería la declaración de la emergencia sanitaria, que prohíba los espectáculos masivos por razones de salud pública.
La diferencia está en que Huracán está dispuesto a jugar "a puertas cerradas", mientras Vélez, puesto en la disyuntiva, se inclina por la postergación.
Algunos especulan con que mañana podría conocerse el anuncio oficial sobre la emergencia. Lo cierto es que en el Gobierno hay un fuerte debate en esas horas sobre el tema. Según una fuente oficial, "sería ilógico ampliar el receso escolar, como ya se decidió para evitar contagios en las escuelas y dar vía libre a un partido donde interactuarán con mucha intensidad, durante más de dos horas, unas 40 mil personas. Ese escenario es como la tormenta perfecta del contagio".
¿Estaremos en presencia de una multitud con barbijos, impedidos del insulto o el grito de gol a cara descubierta? Suena ridículo. Lo cierto es que Massa desaconsejó concurrir a este tipo de espectáculos y a la vez también dijo que la idea oficial no es "recortar las libertades individuales". Decisión abierta.
En cuanto al tironeo por las entradas es un tema menor, si se quiere, pero revela las pequeñeces y el infantilismo que caracteriza a los dirigentes.
Siempre existe ese ninguneo del otro, la mezquindad por ceder un espacio razonable al público visitante, más en partidos cruciales como éste. Velez se plantó y ofreció 4.500 en total, 3.500 mil populares y mil plateas. Huracán quiere más. Mediará la Subsecretaría de Espectáculos Futbolísticos.
En tanto, también se proyectan las sombras de la violencia que, como se sabe, es la peor pandemia que mortifica al fútbol. Y aunque por estas horas la Gripe A la haya corrido de la escena, allí está, permanece y es la más peligrosa acechanza que se cierne sobre la fiesta que supone siempre un partido definitorio de esta naturaleza.
Para colmo, la feroz interna de la barrabrava de Huracán, que desató en el anochecer del domingo 21 un choque irracional con muertos, heridos y la fuga de una persona del Hospital Penna, está en el ojo de la tormenta. Se sabe que hay allí grupos minoritarios de los asentamientos de pobreza y marginalidad que rodean al Tomás A.Ducó, tierra sometida por la criminalidad del paco.
Si el partido se juega, esas bandas llevarán, sí o sí, su potencial carga de violencia y muerte a Liniers. Ante la indefensión colectiva del hincha común, esos vándalos son por estas horas motivo de preocupación, "cuestión de Estado", como no lo son, cada día, en un arco de diez cuadras en la periferia del estadio de Huracán, las legiones de chicos y adolescentes consumidos por la droga de los pobres, a los que se puede ver al caer las sombras de la noche, como espectros errantes, adormecidos por el paco y dispuestos a todo por una dosis más.
Así las cosas, entre barbijos, drogas, pujas por las entradas y hasta el horario del partido en discusión, el fútbol ha pasado a segundo plano. Porque es necesario decirlo: lo que se juega, o debería jugarse es y a pesar de su importancia, un simple partido de fútbol más.
Fuente:http://ar.news.yahoo.com/s/30062009/7/argentina-noticias-velez-huracan-final-juega.html
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